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miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo 99





-¿No piensas sentarte?-el corazón me latió como loco. No tuve que mirarle para reconocer la dureza en su voz. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que ni siquiera le había escuchado entrar. 

Ana: no hace falta-me di la vuelta y vi como la hostilidad se asomaba en sus ojos perfectamente delineados. Ni siquiera me moví. Impecable como siempre y haciendo uso de su imponente presencia dio dos pasos hacia mí acortando la distancia-así estoy bien-instintivamente entrelace mis manos a la altura del estómago, mi cuerpo quería protegerse. ¿Pero de qué?

Bill: creo que estarías más cómoda si te sentaras-sonrió-pero como quieras…- trague saliva y trate de evitar a toda costa el contacto visual. Jamás me había imaginado que verle iba a impactarme a tal punto. No sabía por dónde empezar así que llegue a la conclusión de dejar que el mismo comenzara a confesar…-¿Quieres algo de beber?

Ana: No, gracias.

Bill: Yo si necesito algo de beber-murmuro serio- tengo la garganta seca-dijo y se dio la vuelta para sacar una botella de agua del minibar

Ana: ¿Por qué no me llamaste antes?-me atreví a preguntar intentando que no se me notara la ansiedad

Bill: Supuse que estarías ocupada

Ana: si me hubieras llamado lo hubieras sabido

Bill: ¿Si? ¿Qué hiciste hoy?-pregunto curioso

Ana: ¿Qué?

Bill: si, cuéntamelo-dijo sonriendo con un repentino cambio de ánimo

Ana: bueno… como sabes ya no estoy trabajando, así que…

Bill: pero sigues viendo a tus antiguos compañeros…-me interrumpió ladeando la cabeza esperando una respuesta, supe que se refería específicamente a Alex ¿sería un buen momento para decirle que se había ido?

Ana: no tanto…

Bill: no como quisieras…-dijo sarcástico y acto seguido se dio la vuelta dándome la espalda

Ana: ¿A qué te refieres?

Bill: ¿Quieres que yo te lo diga?-se rio

Ana: me gustaría, porque últimamente no entiendo ni lo que haces ni lo que quieres

Bill: lo mismo digo…-afirmo con irritación- yo que pensé que no íbamos a perder el tiempo-bufo irónico y le dio otro largo trago a la botella de agua casi terminándosela  

Ana: Se nota que no estás aquí para arreglar las cosas-dije e inmediatamente me arrepentí al ver su expresión.  

Bill: ¿tú pensaste…?-frunció el ceño con sorpresa y debo aceptar que me dolió bastante darme cuenta que él únicamente había venido para dar todo por terminado.

Pero, ¿por qué? ¿Qué había ido mal? ¿A caso había terminado por acercarse a Kim…? ¿O era que la distancia había hecho lo suyo y nos había fastidiado a ambos?

Inesperadamente se acercó hasta donde estaba y me examino con la mirada un momento que a mí me pareció eterno, y al parecer había encontrado algo, algo que le había causado gracia, puesto que empezó a sonreír.

Bill -¿Qué estás buscando?-susurro despacio.

Ana: ¿Yo? –Dije confundida, puesto que movió su cabeza ligeramente haciendo que su aliento se sintiera directo en mi boca, y poco faltaba para que nuestros labios se rozaran-N-na-ada… -me tembló la voz pero tomando en cuenta que quería terminar pronto con esto necesitaba demostrar valor- ¿Qué estás buscando tú?-le pregunte decidida.

Bill: Algo más que un simple beso… -dijo deteniéndose a centímetros de mi boca mirándome directamente a los ojos

No pude moverme, no terminaba de entender de a qué se refería y eso cada vez me tenía más nerviosa

Bill: algo así como… -me miro de arriba abajo y luego curvo sus labios en una sonrisa- no vayas a pensar mal.- dijo con ojos brillantes y alejándose repentinamente. Arrugue la frente en señal de una confusión que iba en aumento sin poder evitar que el miedo se me inyectara en las venas, era su tono de voz el que me decía que esto no iba a mejorar, se alejó tan pronto de mí, tal y como se había acercado-puedes estar tranquila…-se dirigió a la ventana-no te voy a tocar… -pronuncio lentamente como para no dejar la menor duda-¿sabes?-se dio la vuelta-Hace un momento… Pensé que te habías ido…-levanto una ceja divertido

Mis ojos se abrieron como platos y mi mente divago en su tono de burla que no tenía otra intención sino hacerme perder el control.

Ana: No soy de las que se van sin dar ninguna explicación-le respondí contundente y su reacción no fue otra  que de desagrado

Bill: me complace saberlo-dijo y por primera vez rompió el contacto visual entre los dos-eso nos facilitara las cosas

Ana: ¿Nos? Te facilitara las cosas a ti-le dije recordando el encuentro con Kim, de solo hacerlo sentía como me hervía la sangre

Bill: ¿A mí?

Ana: ¿Quieres saber por qué había bajado? Kim quería mostrarme unas fotos de los conciertos a los que asistió- le hice saber con la respiración agitada y él pareció sorprendido con lo que estaba oyendo-¿No tienes nada que decir?

Bill: ¿Qué es esto?-curvo poco a poco sus labios en una sonrisa-¿Una escena de celos?


Ana: Después de todas las que me has hecho tú…

Como si ese comentario lo hubiera encendido, se acercó a toda velocidad, perdiendo los estribos, su mano quiso sujetar la mía pero se detuvo, como si el solo tacto fuera a quemarle.

Bill: Eres la menos indicada para reclamar algo-dijo entre dientes

Ana: ¿Eso crees? Si yo no tengo ningún derecho, ¿entonces quién?-le exigí saber indignada, sentía la cabeza a punto de explotarme. Su silencio no hacía más que provocarme y simplemente él no reaccionaba, era como si calara la posible respuesta en su cabeza

Toda esta situación me estaba causando un malestar físico inimaginable, me sentí mareada de solo pensar que estaba punto de confesarme algo que iba a ser muy doloroso, así que no pude más y me deje caer en el sofá.

Ana: Es que… -empecé a hablar como si lo hiciera solo para mí y en realidad así era, porque en ese preciso momento caía en cuenta… Ya no podía seguir negando que era evidente que su repentina lejanía tenía una razón de peso detrás-por fin me voy dando cuenta del porque de tu silencio…

Bill: ¿Qué?-me miro confundido-Si crees que yo…-dijo y un gesto de terror le atravesó el rostro- Estas equivocada…-susurro recuperando las formas

Ana: ¿qué tan equivocada puedo estar cuando la llevaste a ella en vez de a mí?

Bill: Yo no la lleve, ni siquiera la invite.

Ana: No me mientas

Bill: No lo hago

Ana: Mentiroso

Había pensado que estaba furioso por la forma en que se inclinó rápido sobre mí, sosteniendo mis hombros con firmeza, pero en vez de notarlo enojado era como si quisiera transmitirme sin hablar que estaba siendo sincero, pero si algo sabía era lo convincente que podía llegar a ser, y esta vez no iba a poder engañarme, los hechos hablaban por si solos, además ese confort no le llegaba a la mirada, llena de hielo.

Bill: Mejor calla… O vas a ahogarte con tus propias palabras-advirtió levantándose. Luego tomo su distancia hasta donde le pareció prudente- Si es por eso que estás molesta… puedes estar tranquila, no te estoy mintiendo-dijo impasible

Ana: Bien…-cierta parte de mi quería creerle, necesitaba hacerlo-supongamos que no… -respire hondo-de todas formas, te olvidaste de mi por completo-dije sin poder controlarme, no quería verme débil ante él pero la situación me estaba rebasando y mis impulsos hacían acto de presencia  

Bill: Lo lamento-Por un breve momento lucio arrepentido, como si eso también  le doliera-pero… no era lo más conveniente…-concluyo frio.

Ana: ¿Qué no era lo más conveniente?-repetí con las misma frialdad-¿De qué estás hablando? Dímelo de una vez y…- Me largo de una vez por todas, quise decir pero las palabras simplemente no me salieron.

Bill: exiges muchas respuestas para tú no dar ni una… 

Ana: Ya basta. Me canse...-pase mis manos por mi cara y mire al techo como buscando que el tiempo se detuviera un momento, quería que solo me dijera que todo se había terminado, pero poco a poco fui entendiendo que lo que él quería era que precisamente fuera yo quien lo hiciera, y si fuera más paciente seguramente no hubiera dicho las palabras que ya estaban saliendo de mi boca-Si sabes que esto ya se acabó al menos deberías tener el valor de decírmelo todo.

Bill: ¿Se acabó?

Ana: ¡Por favor! no juegues conmigo-le grite exasperada-sabes bien que a eso viniste, ¿O, no?

Bill: Si-acepto.-Hasta ese punto no sabía cuánto iba a doler  escucharlo y ahora lo estaba experimentando.

Ana: ¿entonces?-dije a penas, no supe cómo estaba logrando contenerme y no sabía cuánto podría aguantar.

Lo mire un instante, el cual fue suficiente para añorar los momentos que habíamos pasado juntos, inmediatamente cerré los ojos, todo parecía tan irreal, se sentía como si en cualquier momento fuera a despertar y al hacerlo, sabría que todo estaría bien, tal como lo había dejado, con él a mi lado…

Ana: Escucha-dije intentando tranquilizarnos a ambos, o a mí, porque no sabía cuánto podía guardar la compostura en su presencia-si todo llego a su fin, al menos podemos ser sinceros.

Bill: Eso quiero.-Dijo pero no parecía tener ninguna intención de comenzar a hablar.

Ana: bien…-tenía la sensación de lágrimas a punto de salir-Te prometo que seré sincera si tú lo eres.

Bill: ¿Me prometes?-frunció el ceño y me miro atentamente queriendo provocar algún tipo de reacción- ¿Desde cuándo te gusta hacer promesas?-espero en silencio y yo quería contestarle pero el nudo que tenía en la garganta no me dejaba hacerlo-Sino lo vas a cumplirlo mejor no digas nada

Ana: Deberías tomar tus propios consejos- le dije furiosa-si nos volvemos a los últimos hechos, tu palabra ya no vale de nada…

Bill: ¿Si no vale nada, qué estás haciendo aquí?

Ana: Bueno… Si no mal recuerdo… Estabas deseando verme, ¿no?-dije cruel y pude ver lo mucho que le estaba molestando oírlo, hasta a mí me sorprendía  el cinismo en mi tono de voz, pero, si él estaba jugando sucio, ¿por qué yo no?

Bill: ¿Viniste a cumplirme ese deseo? ¿En qué más puedes complacerme…?-pregunto cínico

Por un momento creí firmemente que podía jugar tan bien como él pero el nudo cada vez más grande en la garganta me hacía saber que no era así. Nada más escucharle se me revolvió el estómago de una forma que no creía posible. Sus labios se curvaron en una media sonrisa complacido por la reacción.

Bill: no me malinterpretes. Si hay algo que queremos el uno del otro, es solo la verdad-dijo contundente- Y a decir verdad hay algo que me gustaría saber… -Bill camino y luego se sentó frente a mí en el otro sofá-¿Qué fue lo primero que hiciste después de que te quite la seguridad?

Ana: ¿Qué hice?-me enderece en mi lugar, las lágrimas que querían salir no lo hicieron porque mi atención entera estaba dirigida a lo absurdo que era su pregunta, no entendía hacia donde quería llegar. ¿Era por la seguridad, por qué nos habíamos rehusado a tenerla? ¿Por eso estaba así?-Seguir con mi vida-conteste finalmente-seguir tal y como era  antes-Bill negó con la cabeza ante mi respuesta y riendo como consigo mismo me devolvió la mirada de incertidumbre que yo le estaba lanzando.  

Bill: Ese, ese precisamente es el problema.-Su seriedad me dejo perpleja, ya no sabía que decir o qué no decir, porque hiciera lo que hiciera parecía que  siempre me perjudicaba.

Ana: Si no me dices lo que pasa…

Bill: ¿para esto querías que viniera?-me interrumpió furioso-Me estás haciendo perder el tiempo.  

Ana: Entonces mejor vete a resolver tus asuntos laborales… o lo que sea a lo que hayas venido es lo verdaderamente importante, ¿no?

Bill: No vine por ningún asunto de trabajo, si estoy aquí es solo… Por ti.

Ignore su tono meloso, que solamente lograba ponerme nerviosa y por nada del mundo quería que lo notara.

Ana: No sé qué más decirte.

Bill: Voy a ayudarte y te voy a preguntar una vez más. ¿Qué hiciste el día de hoy?

Ana: Estuve en casa.

Bill: ¿Sola?

Ana: Si, Valeria no estaba, solo……-en ese momento recordé a Alex, no supe cómo había olvidado que había estado en el departamento, mi reacción al reconocimiento fue muy notoria, los músculos se me tensaron solo de imaginarme como Bill podría saberlo.




(...)



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